miércoles, 20 de enero de 2010

Tregua de los Doce Años

Para analizar, investigar o simplemente informarnos de la Tregua de los Doce años, debemos remontarnos primeramente al reinado de Felipe II, aunque sea durante el reinado de su hijo, Felipe III, el momento en el que tiene lugar la Pax Hispanica. Además, debemos comprender los motivos que llevaron a Felipe III a cambiar su rumbo en la política internacional, pues si por algo se puede caracterizar Felipe II fue por su actividad belicosa, no así su descendiente quien puso en práctica una política totalmente pacifista, que únicamente cambiaría al fin del reinado.

La Pax Hispanica no es más que el deseo de crear una estabilidad europea y mundial. Para ello debemos comentar todo el entramado político tras la muerte de Felipe II en 1598, momento en el que España se encuentra amenazada por ingleses, holandeses y franceses.

Tras el desastre de la Gran Armada, Felipe II recompuso la Armada del Océano de la que su hijo se valdría para intentar auxiliar con tres mil hombres dirigidos por Juan del Aguilar a los irlandeses, zarpando en 1602 desde Lisboa y estando estos últimos, asfixiados por los ingleses. Sin embargo, fracasó en su intento, y se produjo la firma de una capitulación que permitió el regreso de Juan del Aguilar y sus tropas en barcos ingleses. La muerte de Isabel I en 1603 trajo consigo el fin de las hostilidades entre ambas partes, firmando un año más tarde el Tratado de Londres, por el que se reconocía ciertas facilidades comerciales a los ingleses, al mismo tiempo que ellos renunciaban al uso de la piratería contra la Monarquía Hispánica, y se comprometían a frenaba los suministros de armas a los holandeses.

A pesar de la paz de Vervins firmada con Francia, las relaciones con estos eran un tanto irregulares, lo que se manifiesta cuando en 1601, Enrique IV ocupa territorios fronterizos al ducado de Saboya, los cuales impedían la conexión de Milán y Flandes de un modo seguro. Todo marcaba el inicio de una nueva guerra, aunque previamente tendría lugar el asesinato de Enrique IV (1610), a manos de Ravaillac. Su sucesora sería su viuda, María de Médicis, que amenazada por calvinistas y la nobleza, tendría que recurrir a España.

En cuanto a Holanda hay toda una serie de entresijos que envuelven estos territorios, los conflictos religiosos, mercantiles y de ultramar, así como las ansias de independencia, dándose un frente opositor que luchará contra lo que ellos entenderán como extranjeros y ocupadores de las diecisiete provincias unidas.
Todo ello comenzará en el año 1568 estallando una serie de revueltas secesionistas que tendrán una duración de ochenta años, hasta la Paz de Münster (1648) por la cual se reconocerá la independencia de Holanda.
Los gobiernos electivos a los que somete Felipe II a dichos territorios dará finalmente la dirección de Alejandro de Farnesio. Tras la muerte de Felipe II, los Países Bajos pasaron a manos de la hermana de Felipe III, Isabel, y al archiduque Alberto, dirigiendo estos la política interna, no así la exterior y la defensa, correspondientes al monarca. Por último, destacaría la figura de Ambrosio de Spinola.
Hay que mencionar que el fortalecimiento, o mejor dicho la resistencia de las provincias septentrionales de los Países Bajos se dio en gran medida por toda una serie de alianzas, con las potencias alineadas contra el poderío español, ya fuese Inglaterra (1585), Francia (1589), o que sen encontraban en su proximidad como el Platinado (1604) y Brandemburgo (1605).
Podemos afirmar que la Tregua de los Doce años alcanzada en abril de 1609 entre Holanda y España llega ante el desgaste militar, y económico producido en la anterior centuria, que ambos conjuntos habían desempeñado con anterioridad, del mismo modo que España reconocía de forma indirecta la existencia de un ente político ajeno a su dominio, y que será el germen de lo que posteriormente significará la independencia de estos territorios de la Monarquía Hispánica. No obstante, entre 1609 y 1621, Holanda no retirará sus barcos de guerra ni sus mercaderes del territorio español en América, así como de los territorios asiáticos portugueses, por otro lado, realizaría toda una política diplomática, formando una serie de alianzas anti-habsburguesas, concretando tratados con los otomanos (1611), Argel (1612), los alemanes protestantes (1613), las ciudades hanseáticas y Suecia (1614), Saboya (1616) y Venecia (1619).
Finalmente en 1618 estallaría la Guerra de los Treinta años, en la que se verán envueltas ambas potencias, ya que cuando en 1621 finalice la tregua, no será posible contemplar una continuación de ella.

Las diversas obras que pudimos contemplar en la Fundación Carlos de Amberes fueron la Alegoría de la Tregua de los Doce Años, de Adriaen Pietersz van der Venne, procedente del Louvre; el anónimo flamenco Minerva desarmada por Venus, del Museo Municipal de Châlons-en-Champagne, Bélgica aplasta la herejía, de Mathieu Bolin prestada por Museo de Lille, o el grabado anónimo El pez grande se come al chico, del Rijksmuseum.

El segundo apartado trata La Pax Hispanica en el contexto europeo (1598-1617) y en el se muestran, entre otras, pinturas como El romance de los caballeros de la Gloria, anónimo francés; Intercambio de las princesas Ana de Austria e Isabel de Borbón en el Bidasoa, atribuido a Peter van der Meulen.

En la última sala, se contemplaban obras como La Tregua de los Doce Años (1609-1621), La derrota de los españoles en Gibraltar, de Adan Willaerts, La fecundidad o la Abundancia de Jan Brueghell II o la custodia donada por Felipe III al Real Hospital de San Andrés de los Flamencos.
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BIBLIOGRAFÍA:
-COMELLAS, JOSÉ LUIS: Historia de España Moderna y Contemporánea, Madrid, Ed. Rialp, 2003.
-PENNINGTON, D.H.: Europa en el siglo XVII, Madrid, Ed. Aguilar, 1973.
-TENENTI, ALBERTO: La formación del mundo moderno: siglos XIV-XVII, Barcelona, Ed. Crítica, 1985.
-PARKER, GEOFFREY: La Guerra de los Treinta Años, Barcelona, Ed. Crítica, 1988.

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